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La represión que llevó adelante la dictadura militar introdujo en el vocabulario de los argentinos una nueva palabra: Desaparecidos. En paralelo, surgieron organizaciones que buscaban saber qué había pasado con ellos y encontrar a los responsables de esos crímenes.

¿Dónde están?: la pregunta que dejó la dictadura

El secuestro, la detención en un centro clandestino y la tortura eran parte de la desaparición de una persona. Todo el proceso era llevado a cabo por las Fuerzas Armadas y de seguridad, bien coordinadas en un plan represivo a lo largo del país, y con conexiones con las dictaduras de los países vecinos, en el llamado Plan Cóndor. 

Hoy sabemos que esa detención ilegal terminaba, habitualmente, en asesinatos. Miles de personas –aunque hay algunas discusiones, el número más aceptado es el de 30 mil desaparecidos- fueron víctimas de este Terrorismo de Estado. 

Mirá al dictador Jorge Rafael Videla, consultado en conferencia de prensa sobre Derechos Humanos. Hacia el final, se refiere a los desaparecidos: 

Las primeras organizaciones de DH se formaron durante la misma dictadura, para reclamar por los desaparecidos, las cuales hasta hoy en día siguen luchando por el esclarecimiento de los crímenes del régimen. Entre los más destacados están la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, entre otras. 

Pero las más emblemáticas de estas organizaciones son las que representan a las víctimas y los familiares de las víctimas de la dictadura: Las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas de Plaza de Mayo y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas

Con sus rondas, sus reclamos y sus pañuelos en la cabeza, las Madres constituyeron entonces, y hasta hoy en día, un verdadero ícono en la lucha por los Derechos Humanos, así como la Memoria, Verdad y Justicia por los delitos del Terrorismo de Estado. 

La dictadura militar buscaba evitar que se juzguen sus delitos. Por eso, meses antes de las elecciones, el dictador Reinaldo Bignone decretó la llamada “autoamnistía”, que implicaba la impunidad de las violaciones a los Derechos Humanos. Una vez en la presidencia, Raúl Alfonsín derogó el decreto del último líder de la dictadura, formó la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP), y fomentó los Juicios a las Juntas militares. 

Mirá el informe de la CONADEP, el Nunca Más, que probó que la desaparición de personas fue una acción sistemática y planificada.

Mirá el video de los reclamos de las Madres a los corresponsales extranjeros en plena dictadura: 

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