top of page

El Sindicalismo y la transición 

Aún con canales de diálogo abiertos entre sindicalismo y el gobierno de facto, las negociaciones fueron tensas. El 4 de octubre, a pocos días de las elecciones, la CGT convocó a un paro general que contó con una nutrida adhesión. Los radicales, por su parte, temían que la medida pusiera en peligro la celebración de comicios. 

Luego del golpe del ’76, la clase trabajadora perdió buena parte de sus conquistas históricas. Muchos de sus dirigentes fueron a parar a la cárcel, como Lorenzo Miguel. Algunos de ellos nunca volvieron. La CGT y las 62 organizaciones fueron ilegalizadas, se suspendió el derecho a huelga y las paritarias,  y se intervinieron incontables sindicatos. El movimiento obrero se replegó sobre sí mismo, priorizando la lucha por el salario. 

El propio peronismo estaba lleno de fracturas internas, y Miguel no era un personaje unánimemente aclamado. Cuando el 17 de octubre de 1983,  días antes de las elecciones, se festejó el día de la Lealtad Peronista en Vélez, tuvo que dejar el micrófono de orador porque la silbatina le impidió hablar. 

Ya en 1977 varios gremios opositores al régimen confluyeron en la Comisión de los 25. Em­brión de la CGT-Brasil (calle que le daba sede) que desde 1980 retomó la actividad sindical, pese a la prohibición.

El 30 de marzo de 1982 su secretario general, el cervecero Saúl Ubalidini, encabezó una columna multitudinaria a Plaza de Mayo bajo la consigna ‘Pan, Paz y Trabajo’. Buenos Aires no fue la única protagonista: movilizaciones semejantes se dieron en  Rosario, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata y Tucumán. La respuesta del gobierno de facto fue la represión, dejando un tendal de heridos y un muerto. 

En abril del ‘83, Alfonsín denuncia la existencia de un pacto militar-sindical. No tenía evidencias concretas para demostrarlo. Sin embargo, para amplios sectores de la sociedad resultó verosímil. ¿Por qué? Por un lado, el canal de comunicación abierto entre sindicatos y gobierno militar incomodaba a muchos. ¿A cambio de qué se estaban obteniendo concesiones? La aceptación de Lúder de la Autoaministía no hizo sino profundizar las dudas (Ver artículo sobre el Peronismo). Por otra parte algunos dirigentes sindicales  tenían historiales comprometedores. Lorenzo Miguel, Secretario General de la UOM y de las 62 Organizaciones, preso durante la dictadura, se había salvado de un final trágico gracias a sus vínculos personales con Massera. Fuentes periodísticas lo vinculaban con la ultraderecha y López Rega. 

Después de Malvinas todo cambió y los militares comenzaron a buscar sectores permeables a la negociación. Y lo encontraron en el sindicalismo, que en el contexto de inflación estaban ávidos de aprovechar la oportunidad para conseguir condiciones más favorables para los trabajadores. 

Después del fracaso electoral, el sindicalismo asistió a un recambio generacional y en algunos casos, se desplazaron a las viejas y anquilosadas cúpulas dirigentes. Sin embargo, los viejos métodos de organización y lucha siguieron vigentes. La combatividad sindical no haría más que crecer durante el gobierno de Alfonsín, hasta convertirse en un actor político de peso. Con Ubaldini como Secretario General de la CGT reunificada se hicieron 13 paros generales. Los tiempos de oscuridad y reclusión habían quedado definitivamente atrás. El sindicalismo volvía a tomar las calles. 

El sindicalismo en la oposición
Los sospechosos de siempre
Renacer
Dictadura y resistencia

Lorenzo Miguel junto a Lúder y Bittel en el Congreso de PJ que eligió a la fórmula presidencial

Foto: Revista Gente, 8 de septiembre 1983

"Pan, Paz y Trabajo" - Movilización del 30 de marzo de 1982

Gremios: Movilización del 30 de marzo de 1982 - (2012) APL / BCN

Fiel a su propia historia, el peronismo emergía de la noche de la dictadura apoyándose en el sindicalismo. Ya desde sus orígenes se había considerado la columna vertebral del movimiento y no era para menos: constituía una importante maquinaria capaz de movilizar apoyos y votantes. En el contexto de reorganización de los partidos políticos, ese hecho era crucial. La represión había hecho estragos en las bases no sindicales del partido.  Los dirigentes políticos del peronismo dirigentes políticos del peronismo sabían muy bien que no había candidatura posible sin el respaldo de los sindicatos.

Seguí leyendo:
bottom of page